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2018-2020

En ocasiones el título de una obra lo coloco sin un motivo que lo relacione especialmente con el cuadro, simplemente es una manera de identificar la obra, el ejemplo podría ser esta obra que la creé en año 2018 bajo el título de “Along”. El rostro de la mujer está extraído del retrato de Alice Vanderbilt Shepard, realizado por el pintor estadounidense John Singer Sargent en 1888, y el fondo es una especie de papel pintado de mi invención. La obra ha participado en diversas exposiciones y ferias dentro y fuera de España, y entre uno y otro evento ha permanecido en mi estudio. Debido al problema del covid-19 en España, estuvimos durante varios meses sin ningún tipo de actividad laboral, no se organizaron exposiciones y el tiempo parecía que transcurría más lento, por estos motivos he tenido más tiempo para acudir a mi estudio y de esta forma he podido estudiar más en profundidad mi obra todos los días y pararme a pensar que estoy haciendo y el camino que debo seguir con mi obra. Ha sido un momento singular, que no suele ocurrir nunca en la vida, y pienso que si esto me ha ocurrido a mí, algo parecido le sucederá al espectador que se enfrente mis cuadros. La intuición es algo a lo que suelo hacerle caso, por lo tanto, recientemente me puse a buscar nuevas ideas para intentar hacer más atractiva esta y otras piezas. El recurso de cubrir la obra con una especie de armadura de pan de oro me resulta muy sugestiva, y me parece atractivo crear un misterio en torno a lo que oculta esa envoltura dorada. Por estos motivos comencé a realizar diversas pruebas, y como resultado surgió la idea de realizar una doble cobertura de oro, con sendos paneles de madera superpuestos, que aportan a la obra, en mi opinión, una sensación más dinámica y seductora. La idea de crear dos elipses que se superponen y encuadran de manera asimétrica el rostro de la mujer, me la suministró la observación, dentro de una exposición del Museo del Prado en el año 2013, de una pequeña escultura en forma de maniquí articulado creado por Alberto Durero en torno al año 1525, y que fue realizada en madera de boj. Se trata de una figura masculina articulada, de cuerpo entero, desnuda, con pelo corto y barba rizados. El movimiento de su mandíbula permite observar también la lengua. Sus numerosas articulaciones, maravillosamente ajustadas, se gobiernan por hilos anudados dentro del cráneo, lo que permite disponerlo en las más variadas posturas.
La consecuencia de estas experiencias, dio como resultado la obra que he titulado “La meditación de Alice”, compuesta por la visión de un gran rectángulo dorado con dos paneles superpuestos, también dorados al pan de oro, en los que se encuentran dos óvalos asimétricos, y dentro de ellos se aprecia parte del rostro de una joven mujer.