La meditación de Francisco
Esta es una de las más bellas obras de Zurbarán, y una de sus más atractivas representaciones de San Francisco. A pesar de la austeridad iconográfica, Zurbarán empleó una paleta cálida, modulada y con una iluminación difusa. Dedicó al cielo buena parte del fondo y silueteó sobre unas pálidas nubes la cabeza del santo, que se recorta sobre un delicado color azul. Su fisonomía es suave y la expresión serena, mostrando una caracterización profundamente humana. Así, la imagen transmite en su conjunto calidez emocional. En este lienzo, Zurbarán llevó a lo más alto el refinamiento pictórico y cromático, y consiguió una de sus imágenes más intensamente conmovedoras y memorables.