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BIOGRAFÍA

Trayectoria e influencias

PROCESO CREATIVO Y OBJETIVOS ARTÍSTICOS

Después de más de tres décadas dedicado al oficio del arte, poseo un lenguaje propio y personal para expresarme. Cada uno de mis cuadros está ejecutado con la idea de encontrar respuesta a una pregunta que me acompaña durante toda mi vida: ¿por qué me dedico al oficio del arte? Intento resolver esta cuestión meditando sobre el origen y el porqué de la belleza, la luz y lo oculto dentro del misterio del arte. Esta búsqueda incesante, desde el principio de mi carrera, es para mí el principal motor para continuar con una labor diaria, y madurar conceptos sobre las diversas cuestiones que tengo solventadas y las que no dentro de mi trabajo. Mi deseo fundamental es crear, olvidándome de las leyes que dirigen el mercado, crear porque sí, sin esperar nada a cambio. De esta manera intento acercarme a lo que es el aroma y el sabor de algo parecido a lo que llamamos libertad. Realizo mi trabajo sabiendo lo que verdaderamente quiero hacer, sin que nadie me lo pida y sin que nadie lo necesite realmente, intentando purgar la mirada ajena. Reivindico la pintura como lenguaje actual del arte, frente a cansadas y constantes rupturas como táctica comercial del simple espectáculo.
A veces pienso que en el arte está todo hecho, y que no quedan caminos ni recorridos nuevos por descubrir, pero sé que no es así, una obra de arte no tiene por qué ser necesariamente algo nunca hecho con anterioridad, ni necesariamente algo eminentemente nuevo. Pienso que el arte no debe tratar de inventar nada, sino imitar la bella perfección de una naturaleza preexistente, para mí lo que importa es el contenido, su personal lenguaje, su belleza y su mensaje. No siempre es posible escribir un libro como el Quijote de Cervantes o el Ulises de Joyce, pero sí se pueden escribir muy buenos libros, ricos en contenido, que nos muestren la fuerza del creador. Mi posición ante mi trabajo es defender la pintura y retomar lo mejor de ella, recuperar su dimensión poética y metafórica, su capacidad de ilusionarnos y enamorarnos, de vibrar de nuevo con la buena pintura. No solo busco la recuperación de la pintura, tengo la intención de encontrar la dimensión transcendente de lo sublime. Defiendo el cuadro como objeto, como un elemento que se aleja de la realidad actual, de un mundo hiperconectado, donde lo humano se va dejando de lado para dar prioridad a la tecnología. Defiendo el cuadro como entidad física, que no necesita una conexión a ningún tipo de red, es independiente y, por lo tanto, aporta, y creo que aportará en el futuro una libertad de la que poco a poco nos estamos desprendiendo casi sin darnos cuenta. El control de las personas, y de todos los actos que realizamos en nuestra vida diaria, está cada vez más monitorizado; sin embargo, el espacio de la pintura, su contemplación y disfrute se convertirá con certeza, en un futuro no muy lejano, en un espacio de reflexión, independencia, y, por tanto, de libertad. Pienso sinceramente en la función social del arte, como contrapeso necesario a la tendencia autoritaria y unilateral del pensamiento que siempre nos amenaza desde el poder establecido.
Mi obra es el resultado de una mezcla de influencias, recuerdos, pasión por la luz y la sombra, por la perfección, la excelencia, la pintura, y el arte en todas sus vertientes, dejando siempre que mi intuición dirija el rumbo de mi camino. Antes de comenzar un nuevo trabajo, aparecen en mi mente distintas imágenes, en principio incoherentes, pero que tras una labor de reflexión y observación van encontrando su lugar, hasta desvelarme el resultado final. Mi amor por el arte clásico es profundo, especialmente hacia los artistas españoles e italianos del Renacimiento. Utilizar en mi trabajo imágenes creadas por alguno de los grandes artistas de la historia me dan la medida de donde estoy, y me ayuda a profundizar en la esencia misma de mi trabajo. Es importante para mí desvelar como están realizadas las obras clásicas que utilizo para crear mis composiciones, de esta forma intento reaprender las distintas formas de hacer en el arte, y así saber prescindir con claridad de elementos superficiales. Con esta forma de construir mi obra intento ofrecer al espectador una imagen compacta, con fuerza visual y con un atractivo especial que ofrezca al espectador una mezcla de símbolos o metáforas que, por asociación de ideas, le lleven a formar sus propias conclusiones. Me gusta dejar que mis cuadros tengan lecturas abiertas, y que resuenen en varios niveles, pero intento por todos los medios que no se quede solo en un puro ejercicio estético. Todo lo que aparece o permanece oculto en mis cuadros tiene una razón de ser y hago pocas concesiones a lo accesorio. Las imágenes que aparecen en mi obra son generalmente familiares y conocidas por el gran público, pero de repente, al observarlas con detenimiento, ofrecen una sensación de misterio, donde lo cotidiano convive con lo extraño, y lo real y lo ficticio crean un discurso entre sí. Considero ineludible y necesario mantener un halo de secreto en ellas, para mí es importante también que la obra contenga siempre algún resquicio oculto al que no podamos nunca entrar, y no consigamos saber explicarlo con claridad. Por este motivo, en ocasiones hay partes del cuadro que permanecen ocultas tras una armadura de madera dorada, en la que se encuentra una ranura de mayor o menor tamaño. El misterio al que me refiero, ha permanecido siempre presente a lo largo de la historia del arte, hay algo oculto detrás de todas las grandes obras de arte, que impulsa a miles de personas a que viajen para visitar cada día los museos más importantes del mundo. Yo he querido llevarlo un paso más adelante y directamente tapar partes del cuadro que en ocasiones he recreado yo.
Para mí la práctica cotidiana del oficio de la pintura, hora tras hora, día tras día, acaba transformándose en una meditación, casi en un acto religioso, donde el resto del mundo, con su bullicio, queda alejado de esta, para mí, noble ceremonia que se celebra dentro de las cuatro paredes de mi estudio. La búsqueda del origen de lo humano, del misterio de la vida, son también las directrices que me guían. Mis cuadros coexisten con quien admira todos estos elementos sutiles que se encuentran en la esfera de la belleza. Podría afirmar que la belleza es una necesidad para mí, un impulso hacia el encuentro de un estímulo dormido en lo más profundo de mi interior, que conecta con elementos sutiles, que se incorporan de esta forma a un orden especial.

FORMACIÓN E INFLUENCIAS

Me inicié en el mundo del arte de forma prácticamente autodidacta. Desde mi infancia tuve una enorme atracción por el dibujo y la pintura. Con apenas doce años visitaba con frecuencia todos los museos de Madrid, especialmente el Museo del Prado, el Museo de la Real Academia de Bellas de San Fernando o el Centro de Arte Reina Sofía, que por entonces acababa de ser inaugurado. Después de terminar mis estudios primarios, intenté acceder a diversas escuelas oficiales de arte, pero por diversas circunstancias no me fue posible el acceso, y decidí emprender el camino en solitario. En los años ochenta ingreso en una escuela privada de pintura, donde su director se convierte para mí en lo que se puede considerar como un maestro. Además de la pintura, esta persona me inicia en el mundo del grabado, que más adelante tendrá una gran importancia para mí, y me ayuda a encauzar el caudal creativo que poseo, dando orden a mis ideas para ayudarme a construir un proyecto de vida como artista. En esta misma década accedo, como alumno, a la galería-taller Brita Prinz Arte, sala pionera en España, ubicada en Madrid, donde comparten espacio un taller de grabado y una galería de arte. Permanezco en esta galería durante cinco años, recibiendo clases de grabado y litografía. Este espacio desarrollaba en sus instalaciones exposiciones de artistas, tanto noveles como consagrados, dedicados a la obra gráfica. A través de este cauce accedo a conocer a grandes artistas consagrados tanto en el territorio nacional como en el internacional, transmitiéndome sus experiencias y conocimientos, este espacio es también el lugar donde comienzo a exponer de forma habitual. A partir de este momento, el grabado se convierte, por un largo período de años, en uno de los medios principales para expresarme. Mientras tanto, para conseguir recursos económicos, trabajo en distintas actividades, fui empleado nocturno en la limpieza, eliminador de plagas, aparcacoches en un restaurante de lujo, profesor de español para extranjeros, etc.
Motivado por un encargo del Teatro Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, para construir dos escenografías, traslado mi residencia a esta pequeña localidad cercana a Madrid. Pocos años más tarde, y gracias a mi habilidad para las técnicas gráficas, comienzo a impartir clases de grabado y litografía en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial, donde permanecí durante casi dos décadas. En los últimos dieciséis años que permanecí en El Escorial, viví en una casa en pleno campo, rodeado de decenas de hectáreas de cultivos y ganado, sin vecinos a mi alrededor, sin agua corriente y sin electricidad. Este periodo fue fundamental para mi desarrollo como artista, fueron años de búsqueda interior, de profunda experimentación artística, donde mi obra atraviesa por distintas corrientes: abstracción, expresionismo, cubismo, figuración, minimalismo, povera, arte geométrico, pop, etc., es una necesidad vital explorar en todos los campos del arte. Leo, de forma compulsiva, sin un orden establecido, todo lo que cae en mis manos, libros de estética: StravinskiTápies, Kandinski, Paul Klee, Tristan Tzara, Tanizaki… de filosofía: ValmikiTagoreKrishnamurti, Nietzsche, Taisen Deshimaru, Lao-TséIbn ArabiYalal ad-Din Rumi, etc. Poesía: toda la generación del 27 española, Rainer María Rilke (que se convierte en una de mis mayores influencias), Walt Whitman, Goethe, SchillerHölderlin, Rimbaud, etc.
Motivado por una necesidad incesante de conocimientos sobre el arte y los artistas, en el año 2006 inicio el proyecto de editar una revista llamada Grabado y Edición, dedicada a la difusión del grabado y las ediciones de arte dentro y fuera de España. Con el objetivo de dar la mayor difusión posible a esta publicación, y recopilar información exclusiva sobre todo tipo de creadores, recorro el mundo participando en diversas ferias de arte internacionales (MACO México, Art Basel-Suiza-Miami, ARCO, Estampa…) en ellas realizo contactos para entrevistar tanto a representantes de instituciones y museos, como a artistas de prestigio internacional como por ejemplo: Paula Rego, Pat Andrea, Gao Xingjian, Jannis Kounellis, Francisco Toledo, Liliana Porter, Kara Walker o Georg Baselitz, entre otros muchos. Pero esta apasionante labor poco a poco fue transformándose para mí en una pesada carga, y finalmente se convirtió en una opresión por la falta de tiempo para pintar. Después de siete años dedicado a esta labor, decido parar y centrarme en mi carrera artística. Poco tiempo después, la fundación Ankaria de Madrid, dedicada a la difusión del arte, adquirió la revista y yo continué mi camino como pintor.

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Desde hace seis años, compagino también mi carrera artística con la coordinación de los proyectos editoriales de obra gráfica que desarrolla la galería Taller del Prado, ubicada en Madrid. Es una tarea principalmente técnica, donde debo traducir los proyectos que distintos artistas proponen a esta editorial, para trasladarlos y ejecutarlos sobre las planchas, para crear una obra gráfica de la máxima calidad. Tengo el privilegio de trabajar al lado de artistas muy relevantes dentro y fuera de España, como por ejemplo: Rafael Canogar, Luis Feito, Eduardo Arroyo, Antonio López, José Manuel Broto, Alberto Corazón o Enrique Brinkmann… Esta labor me ayuda a permanecer al día de todo lo que ocurre en el mundo del arte, adquirir nuevos conocimientos de forma constante, y observar de primera mano las distintas miradas de los artistas con los que trabajo. Toda esta información acumulada da como resultado un importante bagaje que aporta un complemento substancial a mi obra.
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